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Estudian aguas servidas para la detección temprana de nuevos brotes del coronavirus en la población

En las últimas semanas las aguas residuales se han convertido en un revelador foco de estudio, que podría dar luces sobre la detección temprana del avance -o retroceso- de la pandemia en la comunidad. Su análisis también podría revelar la aparición de nuevos brotes de Covid-19 anticipadamente en la población, sin ser necesario el testeo de persona a persona.

Según la revista científica Nature, el SARS-CoV-2 puede encontrarse en heces humanas tres días antes de que los individuos infectados presenten síntomas y su rastro puede permanecer hasta tres semanas después del contagio.

Esta nueva vía de estudio de la trazabilidad del coronavirus -menos invasiva y de menor costo que los exámenes de PCR y aplicada hasta ahora en quince países- ya se ha puesto en marcha en la Región de Valparaíso.

El doctor Alejandro Dinamarca, microbiólogo e investigador del Centro de Micro Bioinnovación (CMBi) de la Universidad de Valparaíso, entidad que lidera la investigación, explica que el estudio consiste en establecer un programa de vigilancia epidemiológica en diferentes ciudades de la Región de Valparaíso y permitirá medir los niveles de concentración del virus en la población.

Tal como lo explica el microbiólogo, así se busca detectar la presencia de material genético viral, como es el ARN del virus, y proponerlo como un indicador biomolecular que pueda ser usado en la vigilancia epidemiológica a nivel comunitario, lo que es fundamental para evitar la emergencia de nuevos brotes y el avance de la pandemia, según lo señala el investigador.

“Esto es muy interesante, dado que el ARN es una molécula extremadamente lábil, se degrada rápidamente y, por lo tanto, su presencia es un excelente indicador de que el agente patógeno puede estar circulando en una comunidad”, afirma.

El doctor Dinamarca también advierte que la presencia del virus (o de su material genético) se explica porque las personas contagiadas -sintomáticas o asintomáticas- pueden verse afectadas por el virus en diferentes órganos o sistemas del cuerpo humano y uno de ellos es el sistema gastrointestinal. De ahí que el virus ha sido detectado en heces de personas infectadas incluso por periodos de hasta tres semanas”.

El investigador agrega que «llevamos un mes en el trabajo de muestras, en conjunto con empresas de servicios sanitarios de la Región y apoyados por la Seremi de Ciencia, Tecnología e Innovación. Actualmente, y luego de haber puesto a punto procedimientos de bioseguridad, protocolos de concentración de material genético y detección mediante amplificación de fragmentos del genoma de SARS- CoV- 2, hemos logrado establecer que las trazas del virus existen en aguas servidas no tratadas de ciudades como Viña del Mar y Valparaíso”.

Respecto al riesgo a la exposición al virus por parte de los científicos que participan en el estudio, el doctor Dinamarca advierte que “el hallazgo de las trazas del coronavirus se realiza detectando la presencia de su ARN y no del virus completo. Una vez que el virus sale del cuerpo humano vía descarga de excretas y llega a las aguas residuales, por las condiciones en las que se encuentra y los tratamientos físicos y químicos de las aguas, debiese destruirse, liberando su material genético (ARN) y perdiendo su capacidad infectiva. Sin embargo, la presencia del ARN en estas aguas nos indica que la población en su conjunto sigue con el virus circulando”.

Finalmente, Alejandro Dinamarca destaca que se ha creado una red de colaboración a nivel nacional con todos los investigadores e investigadoras que llevan a cabo investigaciones similares en diferentes ciudades del país, coordinados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología.

“Este trabajo colaborativo en sí mismo es la gran innovación en la que los diferentes grupos podremos compartir experiencias y aportar con mejoras o variaciones necesarias para levantar programas de vigilancia de gran magnitud, en extremo sofisticados y con el objetivo de vigilar presentes y futuras pandemias. Asimismo, es una colaboración que une experticias entre las universidades y el sector privado de servicios, coordinados a nivel nacional y de gobiernos regionales por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación”, concluye.

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